Cuento del cisne de papá. Cuando tu papá era chico, muy chico aún, le regalaron un pollito amarillo, su primer plumaje. Se lo pusieron en sus pequeñas manos que temblorosas lo acogieron y el pollito se acurrucó en ellas, se refugió de su miedo y al rato estaba dormido. Papá lo mantuvo un rato tranquilo y le intentó dar de comer. Prometió hacerse cargo de sus cuidados y nos lo llevamos a casa. Una vez allí le dimos su espacio, fuera de la habitación porque no era un peluche. Los tres primeros días presiento que fueron un tormento para el pollito que ya tenía su nombre propio “pollito”; a todas horas lo cogía para introducirlo en sus juegos, lo colocaba en sus castillos, no mezclaba con los peluches, le hacía interactuar con los Playmobil, etc. Los abuelos le fueron enseñando a cuidarlo, a dejarlo vivir y que creciera, que más adelante podría jugar con el pollito, cuando éste se hiciera un poco mas grande y más fuerte. “Pollito fue relegado a su espacio; cuidado, alimentado y mir
Cada día te reinventas, y cambias el tema y nos enorgulleces más primero por tenerte como amiga y despues por recordarnos y enseñarnos un sin fin de maravillas que se nos olvidadan que continúan estando en el mismo lugar que siempre.
ResponderEliminarLina Á.
Cuando yo era jovencita teniamos entrada libre, y nos ibamos a merendar en los jardines... y... y... Otro día lo cuento.
ResponderEliminarQué suerte de entorno para compartir recuerdos...
ResponderEliminarEn Granada hay un frailecillo que me conecta con el cielo.
Ay¡¡¡, si no fuera por él...
Por cierto... publicando de nuevo...
ResponderEliminarGracias Carmela,seré seguidora fiel de este precioso espacio,besos,Mía
ResponderEliminarhttp://mialuaf.blogspot.com/
Gracias Mia
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