lunes, 28 de febrero de 2022

Nada que celebrar

28 F, DÍA DE ANDALUCÍA


Nada que celebrar, la lucha continúa.


En otros tiempos un día como hoy lo celebraba por todo lo alto. Los días previos los vivía con mucha excitación. Me reunía con compañeros y compañeras del partido en el que militaba, el PSOE, para organizar eventos por doquier. 


La actividad era frenética porque se trataba de procurar la presencia en los actos de los líderes destacados, coordinar sus agendas y siempre previsto un plan B, pues bastantes de ellos tenían más compromisos que atender y podían fallar a última hora. Los carteles, los eslogan, pegatinas, y demás objetos publicitarios eran cuidadosamente elegidos. “Por derecho”, “Andalucía nuestra”, son los que más impacto hicieron al principio. Miles de banderas blancas y verdes expuestas en balcones y farolas. 


Era una fiesta en la que celebrábamos las conquistas del pueblo andaluz, su lucha para salir de la postración a la que estábamos sometidos por un régimen fascista. Cada año un pasito más….Y sin apenas haber logrado los objetivos, hemos llegado a la nada. 


Nos han arrebatado años de lucha, han roto mi sueño; por el que he dado más de la mitad de mi vida, dedicando todo mi tiempo a la militancia política, desde la base, en agrupaciones de barrio. Codo a codo con hombres y mujeres honrados y valientes, a contracorriente de los cargos orgánicos proclives a los cambios indeseables que nos han traído al estado actual.


Hoy no tengo ganas de celebrar nada. Nos han arrebatado hasta el tablero donde jugábamos. Estamos al principio y los jóvenes están emigrando. He pasado página, he dejado en «el desván de mi memoria» los mejores momentos vividos y en «la puerta del olvido» los sinsabores que padecí.


En la nostalgia de otros tiempos, revisando fotos antiguas, he rescatado esta. Dos excompañeros de partido que todavía merecen mi respeto y admiración.


Odón Elorza y Pérez Tapias


28 de Febrero 2022

viernes, 11 de febrero de 2022

El Cuento del «Día de la Abuela»




En mi última visita a mi nieto, para argumentar el motivo por el que organicé un día a solas con él, me inventé «una tradición»; cosa que respetan mucho en la familia materna.


Les dije que nosotras, las abuelas españolas que vivimos con libertad y autonomía, dedicamos un día al año a los nietos; desde el desayuno en un local público hasta dejarlos en su cama a dormir. Cuando son pequeños les acompaña el hijo o hija de la abuela; cuando son mayorcitos no. Más tarde depende de la relación que tengamos con ellos.


Las actividades del día se programan con antelación, atendiendo a los deseos y motivaciones que van diciendo los nietos. 




(Casi siempre se  incluye visitar un «paraíso de juguetes», con objeto de hacerles un buen regalo, cumplir sus deseos.)



A nuestros nietos dedicamos todo el día, pero los cuidan  y atienden sus necesidades sus progenitores, nosotras solo queremos disfrutar con ellos y dedicarles todo el amor que nos queda. Los nietos, después de flipar un día entero, vuelven a casa con un buen regalo conmemorativo. 

 

Les gustó el cuento, se lo creyeron y hablaron de ello en nuestra ausencia. Menos mal que a mi hijo se lo comenté y en el interrogatorio que nos hicieron al regreso explicó, en perfecto ingles, la «tradición», a la que añadí que era el momento de dejar atrás los juguetes caducados. Ayan ya sabía de esta condición y habíamos acordado cuales serían en esta ocasión  


 Con esta excusa el programa que le ofrecí a Ayan, mi nieto, que vive en Georgia, acompañado de su padre, mi hijo, incluía una visita al «Mundo LEGO». Estuvimos allí más de cinco horas y ni el padre ni el hijo mostraban signos de cansancio. A la hora de comprar el LEGO, con decenas de opciones donde elegir, Ayan no sabía ni por donde empezar el recorrido. Descubrió un Ninjago, al poco otro más, aviones, motos naves espaciales y artefactos desconocidos para mí, llegó a la estantería dedicada a los Ninjago, el crío flipando, tuvo que ir descartando unos cuantos para quedarse finalmente con dos y tomar una decisión, dejar a uno de ellos en el mundo de los sueños y los deseos.

 

 

Así fue aparentemente, porque yo adquirí los dos, ocultando el descartado que más tarde me permitió darle otra sorpresa: que los deseos se cumplen, que los sueños son posibles y darle las buenas noches con un beso. A su lado los dos Legos.

 

 Quedamos para celebrarlo nuevamente dentro de un año. 


            Carmela Galvez, Febrero 2022




 

PRESAS (*) Las mujeres somos presas de los depredadores allá donde nos encontremos. En la calle, en los transportes públicos, en las escu...